EL BUEN AMOR EN LA PAREJA: SANAR EL VÍNCULO CON LOS PADRES

Cuando se une una pareja no sólo se juntan dos personas, sino que se unen dos sistemas. Dos familias con su historia particular, cimentada en hechos y vicisitudes particulares, y que cada uno conserva unas lealtades más o menos camufladas a sus orígenes. Aunque parezca extraño, en los sistemas familiares hay sentimientos que siguen flotando en su atmósfera porque no pudieron ser encauzados y resueltos en su momento por las personas a las que corresponda hacerlo, y siguen operando como asuntos pendientes enquistados. Como explica Joan Garriga en el libro del cual hablaba en el post anterior, el buen amor en la pareja es una relación entre adultos bien sostenidos en sí mismos y en su historia familiar, que han podido poner bálsamo en sus heridas y curarlas. El problema es cuando proyectamos en el otro aquello que no hemos solucionado, cuando nos enredamos siempre en las mismas dinámicas y tendemos a repetir una y otra vez con distintas parejas la misma historia. ¿A quién me siento todavía tan atado que impide que mi energía esté disponible para mi pareja?

El niño nace con un impulso natural de acercamiento a la madre. Esta es la figura más importante de su vida. El primer contacto lo realiza con ella, y él se abre para recibir todo su amor y protección. Bert Hellinger llama movimiento interrumpido al dolor del hijo frente a una separación, a temprana edad, de sus progenitores, básicamente cuando se trata de la madre. El hijo siente el dolor de la separación con sentimientos de rabia, desesperación y tristeza. La herida puede ser grave, como cuando se pierde a uno de los padres, o cuando se producen abusos o violencias, o incluso cuando el feto sufre por exceso de emociones estresantes o por el uso de tóxicos durante el embarazo.

“De nuestra madre nacimos… Nunca nadie ha estado ni estará más cerca  y más unido a nosotros que nuestra madre. Fue nuestra felicidad primera  y más profunda [...] La primera infelicidad, la primera experiencia dolorosa de desdicha,  es la separación de la madre en el parto”. Bert Hellinger

“De nuestra madre nacimos…
Nunca nadie ha estado ni estará más cerca
y más unido a nosotros que nuestra madre.
Fue nuestra felicidad primera
y más profunda […]
La primera infelicidad,
la primera experiencia dolorosa de desdicha,
es la separación de la madre en el parto”.
Bert Hellinge

¿Qué sucede cuando el movimiento amoroso se ve interrumpido? Que utilizamos estrategias indirectas, tortuosas y complejas, de búsqueda de amor y conexión con los demás, que configuran el paisaje de la neurosis y el sufrimiento humano. ¿Te suena por ejemplo aquello de «sin ti no soy nada»? La dependencia es tan grande que, sin la pareja, siente que no lograría sobrevivir o que no tendría sentido vivir: sin ella podría morir, literalmente. ¿Es posible llegar a implicarse real y profundamente y construir bienestar en una relación sostenida por dos niños? ¿Es la pareja una relación materno/paternofilial o una relación entre adultos? ¿Qué es legítimo y razonable pedir y esperar en una relación de pareja y qué no? ¿Qué corresponde al niño y qué al adulto? En cualquier caso, a todos nos toca descubrir y trabajar de qué manera interrumpimos este movimiento amoroso espontáneo y qué estrategia, qué estilo afectivo, qué modo tortuoso, qué negocio vincular indirecto generamos al hacerlo. Porque muy probablemente vamos a llevar a la pareja ese estilo afectivo y tendremos que revisarlo.

¿Cómo se puede reparar ese movimiento amoroso interrumpido? No es fácil, pero cualquier reparación posible pasa por aceptar de corazón a nuestros padres y lo que en su momento dolió y fue difícil. Se vuelve imperativo abrir el corazón hacia lo que nos hizo sufrir, no porque el sufrimiento en sí mismo sea sanador, sino porque abrir el corazón sí lo es.

Las constelaciones familiares son una técnica que permite ver de forma rápida cómo cada uno estructura sus vínculos, y cómo estos vínculos nos permiten caminar con fuerza hacia la vida o nos lo impiden, cómo nos abren puertas o nos las cierran, cómo nos conducen hacia la dicha o hacia la desdicha, cómo nos sanan o nos enferman, cómo nos crean problemas o nos los resuelven.

Para ello se eligen, de entre los participantes, a varias personas que representarán al padre, la madre, la pareja o la expareja, los hijos nacidos, los que no llegaron a nacer, los abuelos, el jefe… Según cuál sea el problema que se plantee o los objetivos que se quieran lograr. A continuación, las personas escogidas se posicionan en el espacio, dando expresión a nuestra imagen interior del sistema, cómo funciona y a las relaciones entre sus miembros. Una vez hecho esto, se desarrolla la Constelación de manera tal que se logran clarificar las dinámicas problemáticas del entorno en cuestión, y cómo hacerlas funcionales y solventes. El cliente interioriza así imágenes y movimientos emocionales que, a modo de solución, acaba trasladando a la realidad de su propia vida. En definitiva, lo que hacen es sacar a la luz y mostrar los movimientos del corazón, con sus ataduras y extensiones, y procurar liberación al deshacer entuertos afectivos.

En la pareja no hay culpables ni inocentes, no hay justos e injustos, sólo lealtades a nuestros anteriores que nos inducen a repetir patrones. Muchas personas, en su relación de pareja, sufren por el hecho de tomar a su cargo la culpa y los errores, mientras salvan la cara de su partenaire,  y, al revés, personas que culpan desesperadamente al otro para salvar su dignidad y se explayan en su enojo haciendo recaer sobre su pareja todos los males. Nada de esto sirve, lo que sí ayuda es entender nuestra coparticipación en los resultados que tenemos y responsabilizarse de ellos, y a ser posible flexibilizarnos y desarrollar opciones nuevas que puedan hacer cambiar el statu quo de la pareja.

Cada grupo, cada familia, está surcada por un conjunto de reglas y normas, implícitas o explícitas, cuyo cumplimiento asegura nuestra pertenencia al grupo y nuestra buena conciencia. En la terapia Gestalt llamamos «introyectos» al conjunto de mandatos de los padres y de la familia que nos hemos tragado, asimilándolos sin previa digestión. El proceso de crecimiento e individuación se produce al cuestionar estos mandatos y asumirlos como propios después de una buena masticación que nos indica que nos convienen y que podemos elegirlos; o rechazarlos, y exponiéndonos a una mayor soledad interior, y generalmente experimentando culpa. Se trata de una culpa buena, una culpa de crecimiento, de desarrollo, una culpa por perfilar nuestro propio camino y nuestros propios valores a nuestra propia manera. Quien esté libre de culpa que tire la primera piedra, ¿no es así? Te invito, en cualquier caso, a eliminar la palabra culpa de tu léxico y cambiarla por responsabilidad, ¿te parece?. Culpa siempre implica castigo. Te mantiene anclado al pasado, a lo que hiciste. Responsabilidad, como su nombre indica, es la habilidad para responder, para hacernos cargo de lo que es nuestro. Nos hace avanzar hacia el futuro y con mucha más ligereza.

Es muy importante sanar el vínculo con los padres, porque es la forma de sanar nuestro vínculo con la vida y con nosotros mismos. Para el hijo, los padres representan simbólicamente la vida. Si estamos en paz con ellos, estamos en paz con la vida; cuando los tomamos a ellos, podemos tomar la vida en todas sus dimensiones.

¿Quién es ese que, en tu interior, reclama y se empeña en encontrar exigencias y argumentos desdichados porque la realidad no se asemeja a sus sueños? Pues ni más ni menos que el niño que sigue vivo en ti.

¿Quién es ese que, en tu interior, reclama y se empeña en encontrar exigencias y argumentos desdichados porque la realidad no se asemeja a sus sueños? Pues ni más ni menos que el niño que sigue vivo en ti.

Oración gestáltica:

Yo soy yo, tú eres tú.

No estoy en el mundo para colmar

tus expectativas,

Yo soy yo y tú eres tú.

ni tú estás en el mundo para colmar las

mías.

Yo estoy para ser yo mism@ y

vivir mi vida, tú estás para ser tú

mism@ y vivir tu vida.

Si nos encontramos, será hermoso.

Si no nos encontramos, no habrá

nada que hacer.

Fritz Perls, creador de la terapia Gestalt.

14 comentarios en “EL BUEN AMOR EN LA PAREJA: SANAR EL VÍNCULO CON LOS PADRES

  1. Pingback: Ese conflictivo vínculo que duele tanto… | Córdoba Aprendizaje Psicopedagogía Neuropsicología Psicología Neurología . Equipo interdisciplinario.

    • Hola Concha! A veces, entender estás dinámicas inconscientes cuesta un poco. Te invito que leas el libro de Joan Garriga al que hago referencia en el post, o el libro de Bert Hellinger «Los órdenes del amor» para tener una visión más completa del tema. Quizás tienes razón en que son algo densos. Si quieres comenzar por algo más sencillo Joan Garriga tiene otro libro en forma de cuento llamado «Dónde están las monedas». También te recomiendo, si aun no lo has leído: «Tu hijo, tu espejo» https://biblioterapeuta.wordpress.com/2015/03/16/tu-hijo-tu-espejo/
      Por último, te diré que leer está genial y te puede dar muchas pistas pero, más importante es tomar conciencia de cómo funcionan tus relaciones y confiar en tu experiencia. Muchas gracias por tu comentario!

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  2. Hola a todos, me he encontrado por pura casualidad con este blog y la verdad me encantó pues tanto los temas, como las reflexiones son apasionantes, antes que nada permitanme felicitarlos es una iniciativa muy bella- Y claro… ya pasé y estoy leyendo y compartiendo. De nuevo MIL BENDICIONES Miangel Bernal

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  3. En las culturas indigenas ellos llaman la ruta del conficto….y dicen que hay que sanar padres, abuelos,,,para poder avanzar en ciertas enfermedades…

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    • Hola Schilenkha! En bioneuroemoción también se habla de sanar todo el árbol, todo el clan… (no sé si se refiere a lo mismo) Muy interesante lo que dices. Investigaré sobre la ruta del conflicto. ¿Nos recomiendas algún libro acerca del tema? Gracias por tu aportación!!!

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  4. Pingback: ¿DÓNDE ESTÁN LAS MONEDAS? | biblioterapeuta

  5. Pingback: Acerca de Psicología y de la relación entre comida y emociones – Comiendo Afecto

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