ENCUENTRO CON LA SOMBRA (1)

Tu sombra contiene todo tipo de capacidades potenciales sin manifestar, cualidades que no has desarrollado ni expresado. Tu sombra constituye una parte del inconsciente que complementa al ego y que representa aquellas características que tu personalidad consciente no desea reconocer y, consecuentemente, repudia, olvida y destierra a las profundidades de su  psiquismo sólo para reencontrarlas nuevamente más tarde en los enfrentamientos desagradables con los demás. Quizás sólo por eso, para que no salga disparada cuando menos te lo esperes, podrías empezar a conocerla, reconocerla y reconciliarte con ella. A la larga, el hecho de asumir la sombra resulta menos dañino que seguir negándola. ¿Te atreves?

2446Robert Louis Stevenson tuvo un sueño muy revelador en el que un hombre perseguido por haber cometido un crimen ingiere una pócima y sufre un cambio drástico de personalidad que le hace irreconocible. De esta manera, el Dr. Jekyll, un amable y competente científico, termina transformándose en el violento y despiadado Mr. Hyde, un personaje cuya maldad iba en aumento a medida que se desarrollaba el sueño…
Por más que queramos negarlo somos imperfectos y quizás sea precisamente la sombra -las cualidades que no aceptamos de nosotros mismos, como la agresividad, la vergüenza, la culpa- la que nos permita acceder a nuestra propia humanidad. ¿Pero somos nosotros los que poseemos una sombra o acaso es la sombra la que nos posee a nosotros?

«Hemos olvidado ingenuamente que bajo el mundo de la razón descansa otro mundo. Ignoro lo que la humanidad deberá soportar todavía antes de que se atreva a admitirlo».

CÓMO SE CONSTRUYE LA SOMBRA

La adaptación del ser humano a la sociedad requiere la creación de un ego -un «yo»- que sirva como principio organizador del desarrollo de la conciencia. No te empeñes más y acéptalo: ¡No puedes deshacerte del ego por más que lo intentes! El proceso de creación del ego es también, al mismo tiempo, el proceso de creación de la sombra. Mira…

La sombra se desarrolla en todos nosotros de manera natural durante la infancia. A los dos o tres años de edad todo nuestro psiquismo irradia energía. ¿Qué hace un niño de forma natural y espontánea? ¡Moverse! Un niño se mueve porque es la forma que tiene de conocer el mundo que le rodea y a sí mismo. ¡Un niño es una esfera pletórica de energía!

Un buen día, en su intento de reprimir sus pensamientos, los sentimientos y la conducta, escuchamos a los padres decir cosas tales como: «¿Puedes estarte quieto de una vez?» o «¡Deja de fastidiar a tu hermano!». Ordenes muy claras como, por ejemplo: «¡no pienses eso!», «¡los hombres no lloran!», «¡saca las manos de ahí!», «¡no quiero volverte a escuchar decir eso!». Amenazas, regañinas, sermones, procesos muy sutiles de invalidación consistentes en premiar o no determinadas conductas… para descubrir atónitos que les molestan ciertos aspectos de su personalidad. ¡Oh, oh, qué …! ¿Dolor? ¿Desconcierto?

Pero no olvidemos que es el ejemplo directo la forma más habitual y más profunda de influir sobre los hijos. Los niños observan instintivamente las decisiones que toman sus padres, las libertades y los placeres que se permiten, las capacidades que desarrollan, las aptitudes que ignoran y las reglas que siguen. Todo eso tiene un efecto muy profundo sobre el niño: «Así es como debe vivirse». ¿No hemos cumplido los tres años y ya tenemos una idea más o menos clara e introyectada de cómo debe vivirse la vida? ¿Y ahora qué?

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Entonces, para seguir siendo merecedores de su amor comenzamos a arrojar todas aquellas facetas de nuestra personalidad que les desagradan, en un saco invisible que todos llevamos con nosotros. ¿Qué ha pasado con aquella esfera pletórica de energía? Que va menguando con el correr del tiempo y, al llegar los veinte años, no queda de ella más que una magra rebanada. Al parecer, pasamos los primeros veinte años de nuestra vida decidiendo qué partes de nosotros mismos debemos meter en el saco y el resto lo ocupamos tratando de vaciarlo. ¡Ole, ole y ole!

De este modo, el precio que hay que pagar por la obediencia es una pérdida de integridad. Pero no todo queda aquí. Si parte de lo que eres está oculto en un saco ¿Qué pasa contigo? ¿Cómo podrás sobrevivir despojad@ de tu ira, tu espontaneidad, tus deseos, tus anhelos, tus facetas más belicosas y desagradables?¡No eres un ser completo! No te preocupes, el ser humano tiene recursos para todo.

«¡Si fuera todo tan sencillo! Si en algún lugar existieran personas acechando para perpetrar iniquidades bastaría con separarlos, del resto de nosotros y destruirlos. Pero la línea que divide el bien del mal pasa por el centro mismo del corazón de todo ser humano. ¿Y quién está dispuesto a destruir un solo fragmento de su propio corazón?».

Para llenar ese vacío creaste un «falso Yo», una estructura de carácter que cumple con una doble función: encubrir los aspectos reprimidos de tu ser y protegerte de nuevas heridas. ¡Una y no más santo Tomás! (bueno, no sé si fue eso exactamente lo que pensaste mientras construías tu primera coraza ¡Cómo quieres que lo sepa!) Es esta ingeniosa forma de protección la que termina convirtiéndose en la causa misma de posteriores heridas, pues nadie asegura que este nuevo «falso yo» no te vaya a causar problemas. Así que cuando estas partes negativas de tu falso Yo son desaprobadas ¿adivinas qué?, también las niegas. ¿Esto no es ya rizar el rizo? Cuantas más cosas eches en tu saco personal, cuanto más repleto se halla, menor es la energía de la que dispones. ¿Atrapado? ¿Necesitas tu coraza para protegerte pero no quieres sentirte rechazado? ¿Qué puedes hacer? Pues negarlas o proyectarlas en los demás, o ambas cosas.

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Recapitulando: La naturaleza original, armoniosa y unificada con la que naciste se ha ido fraccionando hasta terminar convirtiéndose en tres entidades separadas: Una, la parte que has reprimido para que te quieran. Dos, la fachada que has creado para llenar el vacío creado por la represión y protegerte de nuevas heridas. Y tres, las partes negativas de tu falso yo que han sido desaprobadas y, en consecuencia, negadas.

Así, en la medida en que el ego va afirmándose en la conciencia del niño va configurándose también una máscara -la persona- el semblante que exhibimos ante el mundo, el rostro que refleja lo que creemos ser y lo que los demás creen que somos. ¿Pero quiénes?  Una minúscula parte del yo original que todavía permanece intacto y ciertos aspectos de nuestro «falso yo». Me dan ganas de echarme a llorar…  ¿A ti no?

En la infancia aprendemos a esconder lo que ocurre bajo el umbral de nuestra conciencia para parecer buenos y ser aceptados por las personas que nos importan. No te engañes, a estas alturas ya habrás tomado conciencia de que luchar por ser bueno no es más que una pose.

«Prefería ser un individuo completó antes que una persona buena».

De este modo se desarrolla la persona, la máscara de bondad tras la que intentamos encubrir a nuestro ego. Todos los sentimientos y capacidades rechazados por el ego y desterrados a la sombra alimentan el poder oculto del lado oscuro de la naturaleza humana. No todos ellos, sin embargo, son rasgos negativos. Este misterioso tesoro encierra tanto facetas infantiles, apegos emocionales y síntomas neuróticos como aptitudes y talentos que no hemos llegado a desarrollar.  La sombra es únicamente lo opuesto al ego. Es decir, que pueden haber un montón de cualidades que podrían ser positivas pero que tu ego entendió que vivirías mejor sin mostrarlas. Pongamos por ejemplo, la sensibilidad, la generosidad… Con razón Jung dijo que la sombra contiene un noventa por ciento de oro puro.

El proceso de creación de la sombra es inevitable y universal. Nos hace ser quiénes somos y nos induce a trabajar con la sombra para poder llegar a ser quienes, en realidad, somos.  Ya, pero… ¿cómo?

(Continuará…)

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12 comentarios en “ENCUENTRO CON LA SOMBRA (1)

  1. He leído ‘la maternidad y el encuentro con la propia sombra’ me resultó fácil y revelador.
    Recomiendas este libro? Me gusta lo que tú has extraído pero temo que el libro sea denso ya que no comentas nada.
    Espero la continuación… Gracias!

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    • Hola Ana! Tengo pendiente de leer el de Laura Gutman, tengo tantos pendientes… Sobre lo que me comentas, el libro me ha gustado, quizás es que lo he cogido con ganas al salir de un curso sobre el tema. No me ha resultado denso pero sí abarca muchísimos aspectos, muy concretos (los sueños, relaciones con los padres, la enfermedad, la religión…) y de todo no voy a poder escribir. La próxima entrada tratará sobre cómo reconocer la sombra. Ojalá te guste. Un abrazo!

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      • Pues otro que me compro jaja, por cierto ya he terminado taller de amor y, como dijiste, es para volver a leerlo, me ha gustado mucho. Ahora estoy leyendo padres conscientes y es una delicia. El tema de las sombra me encanta, así que seguiré por ahí. Muchas gracias por tus recomendaciones, resúmenes, aportaciones a las lecturas. Eres una guía imprescindible.
        Por cierto, no dejes de leer el de Laura Gutman, engancha.

        Un abrazo.

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  6. Estoy en pleno proceso de identificar a mi sombra para sanar y xurar viejas manoas que esta afectandome. Me parece un excelente resumen de este libro y muy facil de ñeer y comprender para los que no tenemos costumbre no habito de lectura.

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